Editorial Alba
Colección Clásica Maior, Número 0
Fecha de edición diciembre 2003
Idioma español
EAN 9788484282006
Libro
encuadernado en tapa dura
Una infancia atribulada, con un padrastro cruel, una madre débil, un internado siniestro. Una adolescencia de explotación y miseria en una fábrica. Por fin, la huida, a pie, de Londres a Dover, donde una tía excéntrica, que siempre quiso que el niño fuera niña, acoge y protege al huérfano desamparado. Luego la juventud: los primeros amores, los primeros trabajos, los primeros amigos. Y las decepciones: amores equivocados, amigos que se desvían, promesas que se desvanecen, y también lealtades que perduran. David Copperfield fue siempre la novela preferida de Dickens, quizá porque en ella proyectó gran parte de su propia vida. Desde su publicación por entregas entre 1849 y 1850, no ha dejado más que una estela de admiración, alegría y gratitud. Henry James recordaba que de niño se escondía debajo de una mesa para oír a su madre leer las entregas en voz alta. Dostoievski la leyó en su prisión en Siberia. Tolstói la consideraba el mayor hallazgo de Dickens, y el capítulo de la tempestad, el patrón por el que debería juzgarse toda obra de ficción. Fue la novela favorita de Sigmund Freud. Kafka la imitó en Amerika, y Joyce la parodió en el Ulises. Para Cesare Pavese, en estas páginas inolvidables cada uno de nosotros (no se me ocurre elogio mayor) vuelve a encontrar su propia experiencia secreta .
Charles Dickens (Portsmuth, 1812 Gadshill, 1870) ha llegado hasta nosotros como el autor más importante e influyente de la literatura victoriana. Sus obras y su peripecia personal, íntimamente relacionadas, plasmaron no sólo el pulso social de su época, también el terrible estado moral de una sociedad atrapada en la desigualdad y las convenciones. Dickens experimentó la miseria, el éxito popular, la cárcel, el hambre... sólo logró cumplir con el más íntimo de sus anhelos, la libertad, entregándose a la literatura. Aunque muchas de sus obras gozaron de un extraordinario favor popular, baste decir que muchas de ellas fueron publicadas por entregas, en formato folletín; serían las críticas entusiastas de George Gissing y G. K. Chesterton las que encumbrarían a Dickens como el autor más importante de la literatura inglesa del siglo XIX.
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