En tanto encarnación del sujeto, el cuerpo
constituye el sustrato común que compartimos
con las mujeres o los hombres de distintas
sociedades. Sin embargo, a pesar de esta
materialidad compartida, en la vida sociocultural
se construyen prácticas disímiles que dan lugar
a representaciones de la corporalidad y de sus
vínculos con el mundo también diferentes.
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