Editorial Siruela
Colección Libros del tiempo, Número 122
Fecha de edición abril 2000
Idioma español
EAN 9788478445073
656 páginas
Libro
encuadernado en tapa dura
La obra y la vida de Arthur Rimbaud (Charleville 1854-Marsella 1891) forman sin duda uno de los mitos más poderosos de la literatura moderna. Único y milagroso, como Mozart en la música, compuso a los diez años, en una redacción escolar, su primer poema. De los diecisiete a los diecinueve, Le Bateau ivre, Voyelles y sus dos obras maestras, Les Illuminations y Une Saison en enfer. Es entonces, en la cumbre de su genio, cuando Rimbaud deja de escribir a la edad en que otros empiezan. La rabiosa rebelión que culmina su aventura vital define para siempre los límites de la poesía: Rimbaud, que había soñado en los días de su fe en el arte con convertirse en un vidente, llegó a ser, cuando abandonó la escritura, un vagabundo primero y, posteriormente después de jugar con la idea de ordenarse sacerdote , un curtido negociante de la costa de Somalia y Etiopía, implicado en la venta de esclavos y en el tráfico de armas. El silencio de sus últimos años hasta su muerte a los treinta y siete cierra el misterio de una vida que parece desafiar cualquier interpretación. Enid Starkie dedicó muchos años a la investigación sobre Rimbaud, a quien consagró tres libros. Su biografía, después de tres versiones aumentadas y corregidas, tiene hoy, después de más de cincuenta años, el reconocimiento unánime de ser una de las mejores obras sobre el autor de Les Illuminations y el recorrido más completo de su destino fascinante. Enid Starkie fue hasta su muerte en 1970 una de las máximas figuras en el campo del estudio crítico de la literatura francesa.Enseñante a lo largo de toda su vida, aunque nunca como profesora titular, impartió cursos en Exeter y Oxford y en universidades norteamericanas como Berkeley,Columbia o Seattle. Su compromiso progresista la llevó a participar activamente en la política universitaria oxoniana y su figura facilitó en muchos casos que el debate trascendiera los muros de la institución. Quizá fue su propia rebeldía la que despertó su interés por los autores llamados malditos , cuyas vidad y obras estudió con igual meticulosidad, como Baudelaire, Rimbaud y Gide.También publicó ambiciosos estudios sobre Flaubert y, fuera del ámbito de la crítica, una evocación de sus primeros años titulada A Lady's Child.
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