Editorial Austral
Colección Contemporánea, Número 4
Fecha de edición septiembre 1999 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788467033557
368 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 125 mm x 190 mm
Enrique Jardiel Poncela figura a la cabeza de los comediógrafos renovadores del siglo XX. Tras décadas de marginación, sus obras se leen, vuelven a los escenarios y recuperan el reconocimiento que alcanzaron en su tiempo. "Angelina o el honor de un brigadier," primera comedia del humor genuino del autor, es también la primera muestra de las piezas que Jardiel denominó teatro sin corazón , y una parodia hilarante del drama realista decimonónico. "Un marido de ida y vuelta" pertenece al grupo de obras escritas entre 1936 y 1943, que constituyen la cima de la producción jardielesca. En esta farsa repleta de humorismo y poesía el autor alcanza lo más genuino de su teatro de lo inverosímil y crea algunas de las escenas más logradas de nuestro teatro cómico. Edición de Francico Díaz de Castro y Almudena del Olmo Iturriarte.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) es uno de los grandes renovadores de la novela y el teatro de humor. Tras publicar 'Amor se escribe sin hache' (1929), viajó a Hollywood como guionista de la Fox. Miembro del grupo literario bautizado por José López Rubio como La otra generación del 27 , del que también forman parte Edgar Neville y Miguel Mihura, es autor de obras de narrativa como 'Novísimas aventuras de Sherlock Holmes' (1928), '¡Espérame en Siberia, vida mía!' (1930), 'Pero ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?' (1931), 'La tournée de Dios' (1932) y 'Los 38 asesinatos y medio del Castillo de Hull' (1936), aunque su mayor popularidad la obtuvo en el teatro con comedias que suscitaron fuertes polémicas en el momento de su estreno y cosecharon enorme éxito: 'Usted tiene ojos de mujer fatal' (1933), 'Cuatro corazones con freno y marcha atrás' (1936), 'Eloísa está debajo de un almendro' (1940),'Los ladrones somos gente honrada' (1941) Hoy es considerado un maestro de la literatura de humor. Complejo, pesimista y desigual, en su nicho mandó grabar el epitafio: Si queréis los mayores elogios, moríos .
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