Editorial Fondo de Cultura Económica
Fecha de edición diciembre 2008
Idioma español
EAN 9789505577606
Libro
El destino es algo que los personajes del cineasta Andrei Tarkovski (1932-1986) se imponen y se toman al pie de la letra, sometiéndose a sus rigores como si proviniese de instancias sobrehumanas y no de determinaciones circunstanciales. Ejecutan, a vida o muerte, los movimientos del azar (Boriska, el hijo del fundidor de campanas miente para huir del pueblo diezmado por la peste y lleva hasta sus últimas consecuencias los requerimientos de su oficio impostado, de su fabulación: la gran verdad del tañido poderoso de su falsa fórmula).
El cine de Tarkovski es un cine in praesentia o de superficie , volcado hacia un mundo que se manifiesta no como imaginario, como proyección del contemplador, sino como entidad autónoma, resistente. De lo que en él se trata es, sobre todo, de alcanzar una forma esquiva, de descubrir un gesto, aunque sea furtivo, del objeto, y a partir de ahí
desarrollar un realismo que no transita a través de lo verosímil, de la mímesis naturalista, sino a través de la materia de la imagen, del contorno preciso del objeto, de la forma figurativa exacta . En este sentido nadie ha filmado los desechos, las cosas acabadas, como lo ha hecho el director ruso: sin estetizarlos y sin antropomorfizarlos, sin
convertirlos en mera prolongación de un sujeto sedente y sufriente . Son simplemente cosas acabadas, agotadas, que descansan en paz, cubiertas de la mugre con la que el tiempo las viste para hacerse visible.
Este no es un libro de cine. O, al menos no lo es de la manera habitual a la que nos tiene acostumbrados una edición que muy a menudo tiende a satisfacer y halagar las más bajas pasiones cinéfilas. Por el contrario, se nos invita a situar la obra de un cineasta al lado de una serie de autores (desde Walter Benjamín hasta Robert Walter, pasando nada más y nada menos que por Angelus Silesius, Gilles Deleuze o Roland Barthes) que, situados fuera del territorio cinematográfico, acompañan con naturalidad la singular obra de Andrei Tarkovski. Santos Zunzunegui
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