Resumen del libro
A las tres semanas de su nacimiento (enero de 891) fue asesinado su padre. Por primera vez en la historia de al-Ándalus su abuelo decidió nombrarle sucesor contra los posibles derechos de sus tíos y de sus tíos abuelos. Tenía entonces poco más de 21 años y desde el principio mostró una firme decisión y una constante tenacidad para acabar con los rebeldes del interior. A comienzos del año 929 se proclamó Califa y Emir de los creyentes con el título al-Násir li-din Allah (El que defiende la religión de Dios). Murió a los setenta años de edad el 15 de octubre de 961 tras un glorioso reinado de 49 años. Con él alcanzó al-Ándalus su máximo esplendor, pacificó el reino, creó la provincia de África con la conquista de Ceuta y Melilla y mantuvo muy buenas relaciones con Bizancio, Alemania, el Papado, los reinos del Norte de África y otros reinos y señoríos cristianos de la Península Ibérica. Muy culto, buen conocedor de las lenguas árabe y romance, emuló el protocolo y la pompa de los califas de Bagdad, organizó la administración del reino, saneó la economía y creó la Casa de la Moneda. Construyó alcázares y ciudades residenciales, como Medina Azahara, abrió nuevos caminos para facilitar las comunicaciones y desarrolló la industria textil. Fue, en fin, un rey culto y un apasionado por el canto, la música y sus mujeres, a las que estimulaba a construir mezquitas y cementerios y crear otras fundaciones piadosas. Su madre y su abuela eran princesas del reino de Pamplona y su favorita era una cristiana, venerada por sus virtudes por los cordobeses.