Editorial Clan
Colección Prosa Cruda
Fecha de edición mayo 2019 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788494455070
154 páginas
Libro
Dimensiones 150 mm x 210 mm
La violencia es como escupir a la luna: si no te has muerto antes, te cae encima. Los matones acaban
sufriendo el castigo de matones peores, o de personas pacíficas a las que se les han hinchado las narices y
no ven otra posibilidad de defenderse que atacar, o pagar por atacar, o por fin denunciarlos a la policía. O
de sus parejas, corroídas por unos celos que nacen no en la promiscuidad sino en el secretismo del
delincuente. Policías y maleantes no son sino dos caras violentas de la misma moneda que pagan los
inocentes, ya sea robada o cobrada en impuestos.
La violencia es una enfermedad que corroe como el óxido incluso los pilares más resistentes. Es
frecuente que la víctima sufra dos veces: primero, el ataque; luego, el insistente aguijoneo de la ira que le
hace revivir el momento y cuál sería su actitud al volver a ocurrir, con un revólver guardado, con
unos amigos en la sombra, con un plan para dirigirlos a su matadero. Un inocente asaltado, en su mente,
hierve como una olla exprés, inventa diferentes, dolorosas y crueles maneras de asesinar a los culpables, y
pierde cualquier atisbo de inocencia.
A Hostias alberga fantasmas de la violencia. Como ese hombre que mata a un asesino para seguir
sintiéndose valorado una noche por semana. O el que nos enseña que nadie sale libre de la cárcel. Vemos
que las falsas denuncias matan más que las pistolas y que quienes juegan con el dolor pueden atravesar
fronteras muy lejanas.
A la larga, la vida no sabe de finales felices, nos iguala a todos.
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