Editorial Fundación Banco Santander
Colección Obra fundamental, Número 0
Fecha de edición febrero 2020 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788417264161
184 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 170 mm x 240 mm
Vicente Aleixandre (1898-1984) mantuvo desde los años 20, y hasta poco antes de su muerte, una intensa y extensa amistad epistolar con el pintor Gregorio Prieto (1897-1992). El poeta del 27 que logró el Premio Nobel y el pintor que mejor supo retratar a esa generación literaria enhebraron una estrecha amistad durante años, siempre dispuestos a convertir la alegría de vivir en una de sus principales motivaciones. En 1981, Prieto, quien ya había escrito algunos ensayos sobre García Lorca o Cernuda, planteó a Aleixandre la posibilidad de dedicarle un libro, un proyecto que fue bien acogido por el autor de Espadas como labios , pero que no llegó a prosperar. El conjunto de cartas escritas por Aleixandre a Prieto quedó en el estudio del artista y solamente unas pocas vieron la luz en alguno de los trabajos del pintor, quedando la mayoría inéditas hasta la publicación del presente volumen. Este diálogo incompleto, en el que faltan las cartas que Prieto envió a Aleixandre, - quizá perdidas para siempre-, nos aproxima no sólo a la intimidad y el alma de Aleixandre, sino también a la fragua creativa del escritor, nos habla del nacimiento de algunos de sus poemarios, y de un tiempo de confraternidad donde encontramos referencias a compañeros de aquel grupo poético, como Lorca, Alberti, Altolaguirre o Prados. Y, por encima de todo, se despliega en estas misivas una reivindicación del arte, la belleza, la alegría de vivir junto a un lirismo que, en muchas ocasiones, hermana lo humano con lo divino.
x{0026}lt;P x{0026}lt;B VICENTE ALEIXANDREx{0026}lt;/B (1898-1984) nació en Sevilla, pasó su infancia en Málaga y vivió casi toda su vida en Madrid, donde estudió Derecho y Comercio. Miembro de la generación del 27, amigo de Lorca, Neruda, Manuel Altolaguirre, Dámaso Alonso y Jorge Guillén, tras la Guerra Civil decidió quedarse en España, donde se convirtió, desde su casa de la calle Velintonia, en el mentor de toda la poesía española contemporánea, desde la posguerra hasta el grupo poético del 50 y los novísimos. En 1977 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.x{0026}lt;/P
|