Editorial Reino de Cordelia
Colección Narrativa de Cordelia, Número 0
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición marzo 2017 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788416968077
288 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 200 mm
Buen conocedor de la geografía y la historia españolas, Azaña siempre se consideró español, pero esa declaración no evitó que reconociese los defectos del país - su locura, su violencia su desidia, su atraso, su envidia -, con los que se negó a ser indulgente. En esta tercera antología del pensamiento del gran intelectual español, dirigida por el editor José Esteban, se recopilan los textos de Azaña sobre el concepto de patria - Yo nunca he sido españolista ni patriotero -, su defensa a ultranza de la unidad nacional, pero al mismo tiempo su respeto ante la reivindicación del Estatuto catalán, su apoyo a la defensa de las diferentes lenguas y su claro convencimiento de que el denominado problema vasco-catalán no es algo eterno ni irresoluble, tal y como aseguraba Ortega y Gasset. Su habitual clarividencia le lleva a pronosticar un acercamiento a Franco del nacionalismo vasco y su talante dialogante a tender puentes de acercamiento para conseguir que cada región tenga su propia Hacienda, aunque no así su Universidad particular. Azaña reflexiona sobre el carácter de sus conciudadanos y las diferencias que pueblan el territorio común de la República.
Manuel Azaña Díaz (1880-1940) fue Letrado del Ministerio de Gracia y Justicia además de periodista, escritor y político por vocación intelectual. Con su cuñado Cipriano Rivas Cherif publicó una revista literaria, La Pluma (1920); poco después, tradujo del francés y del inglés a importantes escritores y desarrolló su breve carrera literaria. En 1931 la República le hizo ministro de la Guerra y muy pronto, jefe de gobierno. En abril de 1936, tras la victoria del Frente Popular, Azaña fue votado para la Presidencia como la figura más relevante de la izquierda reformista. El 3 de noviembre de 1940 murió exiliado en la ciudad francesa de Montauban, donde está enterrado.
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