Reportajes de la historia (2 Vols.)

Relatos de testigos directos sobre hechos ocurridos en 26 siglos

Reportajes de la historia (2 Vols.)

Riquer, Borja de
Riquer, Martín de

Editorial Acantilado
Fecha de edición noviembre 2010

Idioma español

EAN 9788492649747
2880 páginas
Libro encuadernado en Cofre
Dimensiones 13 mm x 21 mm


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P.V.P.  85,00 €

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Resumen del libro

Selección y estudio de los textos por Martín de Riquer x{0026} Borja de Riquer. Esta obra pretende ofrecer al lector una serie de acontecimientos ocurridos en la historia y descritos por testigos directos. En esto reside la intención y la originalidad del libro que, por lo que sabemos, no cuenta con precedentes de tanta amplitud geográfica y cronológica. Las ciento cincuenta y tres narraciones que lo comprenden afectan a prácticamente todos los continentes y a veintiséis siglos de historia de la humanidad, concretamente desde el verano del año 430 antes de Jesucristo, cuando sobre Atenas cayó una terrible epidemia, hasta el año 2003, en que el presidente George W. Bush declaró la guerra a Irak.
La extensísima bibliografía de Martín de Riquer, de la Real Academia Española galardonado, entre otros, con los premios Michel de Montaigne, Menéndez Pelayo, Nacional de Ensayo, Príncipe de Asturias y el Premio Nacional de las Letras Españolas , incluye trabajos decisivos sobre muchos aspectos de la literatura y la sociedad medievales, desde sus ya clásicas ediciones del Quijote, de Los trovadores, del Tirant lo Blanch, Li contes del graal (Acantilado, 2003) y la Chanson de Roland (Acantilado, 2003), hasta sus tratados de heráldica catalana y castellana. Gran conocedor de la lírica medieval, el armamento y la narrativa caballeresca europea, destacan en este campo sus volúmenes Estudios sobre el Amadís de Gaula, La leyenda del graal y temas épicos medievales, así como Para leer a Cervantes (Acantilado, 2003), la edición de las Poesías de Arnaut Daniel (Acantilado, 2004), Quinze generacions d'una familia catalana (Quaderns Crema, 1998) y Vidas y amores de los trovadores y sus damas (Acantilado, 2004). En 2010, Acantilado ha publicado su selección de Reportajes de la historia. FRAGMENTO: MARAVILLAS DE ASIA. Marco Polo
En 1298, habiendo sido hecho prisionero en la batalla de Curzola, el mercader veneciano Marco Polo aprovechó su cautividad en un palacio de Génova para dictar a un compañero suyo, Rustichello de Pisa, los recuerdos de sus extraordinarios viajes por Oriente. Rustichello fue redactando lo que contaba Marco en francés, lengua entonces de moda en Italia para la prosa, y de ello resultó un libro que lleva el título, algo enigmático, de Million, millón , y del que se dice que en él se cuentan las maravillas del mundo . Niccolo y Matteo Polo, padre y tío de Marco, ya realizaron en 1260 un largo viaje por el imperio mongol, con la finalidad de establecer relaciones mercantiles con puntos apartados. Vueltos a Venecia, en 1271 emprendieron un nuevo viaje con el joven Marco, que convivió mucho tiempo con los mongoles, llamados entonces con frecuencia tártaros , e incluso aprendió su lengua, lo que le permitió una información muy detallada y completa de tan lejanas tierras, sobre las que en Europa sólo se tenían vagas y escasas noticias. Debido a ello, el libro de Marco Polo constituye, dentro de la historia de Occidente, un documento de singular importancia. Aunque como mercader se fija principalmente en los productos e industrias de las tierras que visita y también por esta su condición admira el papel moneda creado por el Gran Khan, aspecto que recogemos aquí , da también importantes noticias sobre religión, usos y costumbres, política y guerras del Lejano Oriente. Alguna vez recoge informaciones impresionantes, como las referentes al Viejo de la Montaña y la pugna entre Gengis Khan y el llamado Preste Juan, del cual tan confusas noticias hay en la Edad Media (en este caso se trata del rey Toghrul, llamado también On-khan, que murió en 1203), que aunque se refieren a hechos que no presenció, fue el primero en dar a conocer a los europeos. Tan sorprendentes son algunos de los relatos de Marco Polo que pronto se puso en duda su autenticidad y se creyó que había fantaseado deliberadamente; pero estudios posteriores han rectificado tal opinión, y sólo se le puede acusar de algunos errores de detalle y de ciertas confusiones, perfectamente explicables en quien, años después, dicta de memoria sus recuerdos. Después que los hermanos hubieron aguardado todo el tiempo que os hemos dicho, viendo que no se elegía nuevo Pontífice, pensaron que podía prolongarse por mucho tiempo su demora, queriendo regresar cerca del Gran Khan. Abandonaron por tanto Venecia llevándose consigo al joven Marco, y se fueron directamente a Acre, donde encontraron de nuevo al legado del que ya os hemos hablado. Hablaron con él de su caso y le pidieron licencia para ir a Jerusalén a tomar aceite de la lámpara del sepulcro de Cristo, cosa que el Gran Khan les había pedido, pues se tenía por hijo de una cristiana. El legado les dio permiso. Partieron de Acre y fueron a Jerusalén y tomaron aceite de la lámpara del sepulcro de Cristo.
Volvieron a Acre cerca del legado, y le dijeron:
Señor, puesto que vemos que el Pontífice no ha sido elegido, queremos regresar junto al Gran Señor, pues demasiado nos hemos demorado.
Y el señor legado, que era el más gran señor de toda la Iglesia de Roma les respondió:
Puesto que deseáis regresar cerca del Gran Señor, yo os autorizo.
Preparó por tanto las cartas para la embajada del Gran Khan, testimoniando cómo micer Niccolo y micer Matteo habían venido para cumplimentar su embajada, pero que no habían podido llevarla a término por no haber sido aún elegido nuevo Papa. Una vez tuvieron las cartas del legado, los dos hermanos abandonaron Acre y se pusieron en camino para regresar al país del Gran Señor. Anduvieron tanto que llegaron a Laiazzo. Pero apenas llegados tuvieron la noticia de que había sido elegido Pontífice el legado antedicho, y que había tomado el nombre de papa Gregorio. Los dos hermanos tuvieron por ello gran alegría. Y no pasó mucho tiempo sin que llegase a Laiazzo un mensajero, de parte del legado elegido Papa, en busca de micer Niccolo y micer Matteo para hacerles saber, caso de que aún no hubiese partido, que deseaba regresaran junto a él. Los dos hermanos estaban aún en la ciudad, por estar en aquellos momentos todos los caminos por los cuales debían haber pasado devastados y cortados por un sobrino del Gran Khan que se había hecho cristiano, entonces en guerra con aquél, seguido de su soldadesca. Tuvieron mucha alegría de aquel mensaje y contestaron que regresarían muy gustosos. ¿Qué más? El rey de Armenia hizo armar para los dos hermanos una galera, y los envió al legado con todos los honores. Llegados que fueron a Acre, visitaron al Papa y lo reverenciaron muy humildemente. El Papa les recibió con honor, les dio su bendición y les dispensó una cariñosa acogida. Hizo preparar nuevas cartas para el Gran Khan. Entre otras cosas, le pedía que su sobrino Abaga, el señor de los tártaros de Levante, concediese a los cristianos ayuda y favor para que pudiesen hacer el trayecto de ultramar. Destinó al Gran Khan muchos y espléndidos regalos, de cristal y otro género. Ofreció a micer Niccolo y a micer Matteo dos frailes predicadores, los más sabios que había en toda aquella comarca. Uno se llamaba fray Niccolo de Vicenza, el otro fray Guillermo de Trípoli. Dotó a los dos frailes de privilegios: que pudieran hacer en aquellos países muchas cosas con plena autoridad, ordenar sacerdotes y obispos, desatar y unir como él mismo. Les entregó las credenciales y cartas y les instruyó acerca de cuanto deseaba saber el Gran Khan. Y cuando micer Niccolo y micer Matteo y los dos frailes predicadores hubieron recibido las credenciales, las cartas y la embajada del Papa, le pidieron su bendición. Después partieron los cuatro, y con ellos Marco, el hijo de micer Niccolo. Se fueron directamente a Laiazzo. Apenas llegados allí, Bondogdero, sultán de Babilonia, invadió con grandes fuerzas la Armenia, causando grandes daños por aquella comarca. Y los mensajeros corrieron el riesgo de ser asesinados. Visto lo cual, los dos frailes predicadores tuvieron mucho miedo de seguir adelante y dijeron que no continuarían el camino. Entregaron a micer Niccolo y a micer Matteo todos los privilegios y las letras que traían, y separándose de ellos, se fueron con el maestre del Temple. Micer Niccolo y micer Matteo, con Marco, se pusieron en camino, y tanto cabalgaron, en invierno y en verano, que alcanzaron al Gran Khan que entonces se encontraba en una ciudad llamada Kemenfú, muy rica y grande. Y sabed que tardaron en llegar tres años y medio. Y eso fue debido a la nieve, a la lluvia, a los grandes ríos, a los grandes vientos, y porque en invierno no se podía cabalgar como en verano. Y cuando el Gran Khan tuvo la certeza de que regresaban micer Niccolo y micer Matteo, mandó a su encuentro mensajeros, a la distancia de más de cuarenta jornadas. Y recibieron largamente de todos asistencia y honores. ¿Qué más? Cuando hubieron llegado micer Niccolo y micer Matteo, en compañía de Marco, a aquella gran ciudad, se dirigieron al palacio real, donde encontraron al Gran Khan en medio de un grandísimo séquito de barones. Se arrodillaron ante él y le obsequiaron lo más humildemente que pudieron. El Gran Khan los hizo levantar y los recibió honorablemente, dispensándoles una cariñosa acogida. Luego les preguntó por su estado y el modo cómo marcharon las cosas. Los dos hermanos le respondieron que les había ido muy bien puesto que lo habían encontrado prospero y sano. Después le presentaron las credenciales y cartas que le enviaba el Pontífice, de lo que él quedó muy satisfecho. Le entregaron también el santo aceite, que él recibió con mucha alegría.
Cuando vio a Marco, que era tan sólo un mozalbete, el Gran Khan preguntó quién era.
Señor respondió micer Niccolo , es mi hijo y vuestro súbdito.
Sea bienvenido dijo el Gran Khan.
Mas ¿para qué andar con rodeos? Cariñosísima fue la acogida dispensada a los mensajeros por el Gran Señor y su corte. Y largamente colmados de asistencias y honores, permanecieron en palacio y fueron honrados igual que los otros barones.
Pronto sucedió que Marco, el hijo de micer Niccolo, fue asimilándose de modo admirable las costumbres de los tártaros, su lengua y su escritura. No mucho tiempo después de su llegada a la corte del Gran Señor, dominaba cuatro lenguas y sus respectivos alfabetos y escritura. Era, por otra parte, sabio y prudente y grande era el bien que el Gran Khan le quería, por la bondad y el valor que veía en él. Visto su mérito, lo envió de embajador a una tierra llamada Caraján, lejana unos seis buenos meses de viaje. El joven Marco cumplió excelentemente su embajada. Y como conocía, por haberlo visto y oído muchas veces, que el Gran Khan, cuando regresaban sus mensajeros enviados a las diversas partes del mundo, y esperaba la embajada por la cual habían sido mandados, si no sabían decirle nada nuevo sobre los países donde habían estado, los llamaba tontos e ignorantes, y decía que le interesaban más las noticias y las costumbres de aquellos remotos países que aquello por lo cual los había mandado, sabiendo esto, cuando cumplía su embajada, Marco estuvo atento a todas las novedades y a todas las cosas insólitas que encontraba, para poderlas referir al Gran Khan. Recogió además, para ofrecérselas a su señor, a quien gustaban mucho, gran variedad de cosas admirables.
Regresado que hubo de su embajada, Marco se presentó delante del Gran Khan y le refirió todos los negocios por los cuales había sido mandado negocios que había cumplido muy bien y luego le refirió todas las novedades y cosas inusitadas que había visto en el viaje, tan bien y sabiamente, que el Gran Khan y todos los que le oyeron, quedaron maravillados, y se decían el uno al otro: Este joven llegará muy alto. Está destinado a ser un hombre de gran criterio y de gran valor . ¿Qué más? Después de aquella embajada, fue dado al joven Marco el título de micer , y micer Marco Polo lo llamará de ahora en adelante nuestro libro. Título bien merecido, tan sabio y prudente era. ¿Mas para qué andar con rodeos? El hecho es que micer Marco permaneció diecisiete años en la corte del Gran Khan; y en todo aquel tiempo no cesó de cumplir embajadas. Porque viendo con qué abundancia le traía noticias de cada país y con qué pericia cumplimentaba todos los negocios por los cuales era enviado, en cuanto había una embajada importante a una tierra lejana, enseguida el Gran Khan se la confiaba. Y micer Marco cumplía perfectamente cada encargo y sabía referir muchas novedades y cosas inauditas. Y tanto placía al Gran Khan el comportamiento de micer Marco, que le quería muy bien, y lo trataba con tanto honor y lo tenía en tanta intimidad, que los otros barones estaban muy dolidos por ello. Ahora, pues, micer Marco conocía como ningún otro las peculiaridades de aquellas comarcas, las regiones que él exploró mejor que cualquier hombre que jamás haya nacido, aquellos lejanos países que había visitado con la mayor atención para procurarse su conocimiento. En Turcomania hay gentes de tres razas: en primer término los turcos, adoradores de Mahoma y seguidores de su ley; gentes sencillas, de lenguaje rudo, que viven en las montañas donde apacentan sus rebaños; son famosos los caballos turcos y crían mulos de gran valor. El resto de los habitantes de Turcomania son armenios, y mezclados con ellos algunos griegos, que se dedican preferentemente al comercio y a la industria en las ciudades. Fabrican preciosos tapices, los mejores del mundo, y tejen muy bien la seda, de colores bellos y brillantes. Las ciudades más famosas son Conia, Casaría y Sebasta. Hay otras muchas ciudades y castillos, pero no las nombro porque sería materia demasiado amplia para hablar de ella. El país se halla sometido al Tártaro de Levante que nombra a los señores por él escogidos. Los georgianos tienen un rey cuyo nombre es siempre David Melic, que en nuestra lengua significa David Rey, que está sujeto al Tártaro. Antiguamente, todos los reyes de esta provincia nacían con el signo de un águila sobre el hombro derecho. Son buena gente, valiente en las armas, diestros arqueros y arrojados combatientes en las batallas. Son cristianos y siguen el rito griego. Llevan pelo corto como los clérigos. Ésta es la provincia que Alejandro no pudo atravesar en su marcha contra el Poniente, por ser ruta estrecha y peligrosa. De un lado está el mar y del otro grandes montañas y bosques no practicables para la caballería. El camino entre la montaña y el mar es estrechísimo y se mantiene durante cuatro leguas, por lo que allí un puñado de hombres podría detener al mundo entero. Fue ésta la razón por la que no pudo pasar Alejandro. Y sabed que Alejandro hizo erigir una torre y construir una fortaleza, para que aquella gente no pudiera pasar y caer sobre él. Y fue llamada la Puerta de Hierro. De este lugar habla el Libro de Alejandro donde refiere cómo él encerró a los tártaros entre dos montañas (no eran, para ser exactos, los tártaros, no existiendo todavía Tartaria en aquel tiempo, sino un pueblo llamado Cómanos que estaba integrado por muchas otras razas). Esta provincia tiene ciudades y castillos en gran número. Hay seda en gran abundancia y se fabrican telas de seda y oro, las más bellas que jamás se hayan visto. De allí son los mejores halcones del mundo, llamados aviges. Hay gran abundancia de todo y se vive del comercio y de la industria. La provincia está llena de grandes montañas, con desfiladeros estrechos e inexpugnables, tanto que los tártaros no pudieron lograr nunca su completo dominio. Sus bosques son todos de boj. Allí se encuentra un monasterio llamado de San Leonardo, donde sucede el milagro que ahora os diré. Sabed que hay, junto a la iglesia de San Leonardo, un gran lago formado por el agua que desciende de una montaña. Y en aquella agua no se encuentra en todo el año un solo pez, por pequeño que sea, excepto a partir del primer día de Cuaresma. Es entonces cuando comienzan a venir y vienen durante todos los días de la Cuaresma hasta el Sábado Santo, o sea la vigilia de Pascua. Durante todo aquel tiempo se encuentran allí peces en gran número y no se ve ni uno en el resto del año. La provincia está bañada por dos mares: de una el mar Mayor, y de la otra, de la que ya habíamos hablado, el mar Gueluquelán o mar de Abajo. Éste tiene una extensión de cerca de dos mil ochocientas millas y está hecho a modo de lago, porque no comunica con otro mar. El mar más próximo está de él a dos jornadas: en él desembocan los ríos Éufrates, Tigris, Gión y otros muchos. Está todo circundado de montañas. Últimamente, los mercaderes de Génova han comenzado a navegar con sus navíos. De allí viene la seda llamada ghella. Hay en aquel mar muchas islas populosas, con bellas ciudades, habitadas por gentes que huyeron del Gran Tártaro cuando andaba conquistando la provincia de Persia, donde entonces las ciudades y países se regían en común. Huyendo, se refugiaron en dichas islas, en sus montañas, donde esperaban estar más seguros. Es así como pasaron a ser habitadas aquellas islas. En aquel mar hay abundancia de pesca, especialmente el esturión y el salmón (en la boca de los ríos) y otros peces grandes.
Se encuentra en esta provincia una ciudad hermosa y grande llamada Tiflis. Tiene en derredor gran número de castillos y burgos que dependen de ellos. Está habitada por cristianos armenios y georgianos, y tambien sarracenos y judíos, pero en pequeño número. Allí se elaboran paños de seda y de otras diversas clases. Las gentes viven del propio trabajo y están supeditadas al Gran Rey de los Tártaros.

Biografía del autor

Borja de Riquer i Permanyer es catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universitat Autònoma de Barcelona. Entre sus publicaciones destacan Lliga Regionalista: la burgesia catalana i el nacionalisme (1977), Epistolari polític de Manuel Duran i Bas: correspondència entre 1866 i 1904 (1990), Lx{0026} x02019;últim Cambó: 1936-1947 (1996), Escolta Espanya: la cuestión catalana en la época liberal (2001); Alfonso XIII y Cambó. La monarquía y el catalanismo político (2015), Cambó en Argentina: negocios y corrupción política (2016) y Anar de debó. Els catalans i Espanya (2016). Es co-autor del volumen VII, El franquisme i la transició democràtica (1989), y de los volúmenes IX y X, La Catalunya autonòmica (2003), de la Història de Catalunya dirigida por Pierre Vilar. Ha sido director de Història, política, societat i cultura dels Països catalans (13 vols.), de Història Mundial de Catalunya (2018) y de Vides catalanes que han fet història (2020) y co-director de La corrupción política en la España Contemporánea (2018). También es director del proyecto x{0026} x0201C;Diccionari Biogràfic dels Parlamentaris Catalans (1810-1939)x{0026} x0201D;. Entre sus distinciones figuran la Medalla de Honor de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya (2017). Es presidente de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona.

Biografía del autor

Martín de Riquer nació en Barcelona en 1914 y fue una de las autoridades con mayor prestigio internacional en literatura y sociedad medievales. Fue catedrático emérito de Literaturas Románicas en la Universidad de Barcelona y miembro de la Real Academia Española; presidió la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona desde 1963 hasta 1996. Entre los premios con los que fue distinguido, cabe destacar el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 1990, el Nacional de Ensayo en 1991 y el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1997. Su extensa bibliografía incluye estudios sobre literatura provenzal, antigua literatura francesa (Los cantares de gesta franceses, 1957; La leyenda del Graal y temas épicos medievales, 1968), literatura catalana (ediciones de Tirant lo Blanc, Bernat Metge, Andreu Febrer y Jordi de Sant Jordi) y El Quijote.






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