Editorial Grasset
Fecha de edición febrero 2025 · Edición nº 1
Idioma francés
EAN 9782246838166
136 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
"Oui, dans ma vie, il y a eu beaucoup de chiens - mais il y a eu le chat écrit Colette dans Les Vrilles de la vigne. Les chats n'ont pas seulement été ses compagnons préférés, ils ont constitué pour elle le lien entre le réel et l'imaginaire, la fiction et l'autobiographie, et toujours un moyen de révéler le vrai. Plus que des bêtes comme elle dit), ils sont des presque humains. Ecoutons-les parler, quand Colette leur prête son talent : ne sont-ils pas aussi éloquents que les hommes ? Cette anthologie inédite rassemble les chats peuplant l'oeuvre de l'autrice qui les a peut-être le plus aimés.
Des gouttières aux boudoirs, des jardins aux chambres à coucher, des cuisines aux coussins, imaginés ou authentiques, les voici, affectueux, intéressés, séduisants, câlins, rusés, gloutons, ronronnant, griffant, libres.
Colette, cuyo nombre completo era Sidonie-Gabrielle Colette, nació en 1873 en una pequeña localidad de Borgoña. Educada sobre todo por su madre, mujer moderna e inconformista, que había causado escándalo al acoger a su servicio a jóvenes madres solteras, y en la que la autora se inspiró para escribir la novela Sido (1930), Colette pasó la infancia en estrecho contacto con la naturaleza, algo muy presente en su obra literaria. A los veinte años se casó con Henry Gauthier-Villars, personaje muy destacado de la Belle Époque parisina, conocido con el seudónimo de Willy, y se trasladó a la capital. Bajo la influencia de su marido, comenzó a escribir y publicó las novelas de la serie Claudine , que, inicialmente atribuidas a Willy, tuvieron un gran éxito. Tras un tumultuoso divorcio, buscó la emancipación y el reconocimiento personal trabajando como actriz de teatro y de music-hall, experiencias descritas en La vagabunda (1910), y escandalizando a la sociedad parisina con sus actuaciones provocadoras y su vida amorosa poco convencional. Escribió más de setenta obras, entre las cuales destacan Chéri (1920) y Gigi (1944), adaptada luego al cine por Vincente Minnelli. En 1945 fue admitida en la Academia Goncourt y fue la primera mujer en presidirla, hasta su muerte, en 1954.
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