Editorial Fulgencio Pimentel
Colección La principal, Número 0
Fecha de edición marzo 2021 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788417617561
448 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 143 mm x 200 mm
La inmensa estatura de Ingmar Bergman como cineasta ha eclipsado demasiado a menudo su también inmensa importancia como escritor.
En la primera entrega de su trilogía familiar , Bergman reconstruye, a partir de fotografías, especulaciones y frases dichas a media voz, los primero años de la turbulenta relación de sus padres.
Una relación enferma, llena de epifanías y decepciones, herida por los prejuicios y el hostigamiento familiar, si no por el mismo impulso que la hizo nacer.
Concebido como un epílogo al filme Fanny y Alexander y convertido en serie de televisión y largometraje por Bille August como Las mejores intenciones (ganador, a su vez, de la Palma de Oro en Cannes), La buena voluntad es quizá el título más importante de la obra de Bergman como escritor.
La cercanía sentimental del autor con lo narrado y el peso de los protagonistas en la formación de su propia sensibilidad convierten esta novela en la más íntima de sus indagaciones en las pasiones humanas, un rotundo testimonio de la conducta de hombres y mujeres que Bergman aprovecha para revisar y fijar la nómina completa de sus obsesiones: la incomunicación, los secretos, la mentira, la culpa, las relaciones de poder en el seno de la familia, el vértigo sexual, la convivencia en pareja, la esperanza (o la fe) y su pérdida.
Y el rencor, como incesante y mórbido baile de máscaras.
Ingmar Bergman nació en Upsala (Suecia) en 1918 y falleció en 2007. Se licenció en literatura e historia del arte con una tesis sobre Strindberg. Fue guionista y director de teatro y cine y autor de varias novelas. Dirigió hasta 1942 el Teatro Universitario y fue ayudante de dirección en el gran Teatro Dramático de Estocolmo. En 1945, realiza su primera película, Crisis, pero no concitará el reconocimiento del público y de la crítica hasta 1949 con el filme Prisión. Su consagración internacional llegará en 1956 con Sonrisas de una noche de verano, y obtendrá, a partir de entonces, diversos premios en los festivales cinematográficos de Cannes y Venecia, y el Oscar a la mejor película no inglesa en tres ocasiones, por El manantial de la doncella, Como en un espejo y Fanny y Alexander.
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