Editorial Cactus
Fecha de edición mayo 2008
Idioma español
EAN 9789872407513
112 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Lo escribí como un libro acerca de un enemigo cuyo funcionamiento deseaba mostrar, cuyos engranajes quería poner al descubierto, dice Deleuze de La filosofía crítica de Kant (1967). En estas clases, en cambio, más de diez años después de la edición de aquél libro, vuelve sobre el filósofo alemán movido por un ánimo distinto: Kant es como un trueno. Después siempre podremos hacernos los listos... Incluso habrá que hacerlo. Pero antes, habrá que reconocer la primera operación para dar un estatuto filosófico a la experiencia moderna del tiempo. Detrás de los conceptos de Kant se agita jadeante un tiempo que, liberado del movimiento, acosa internamente al pensamiento y marca el ritmo que separa al conocimiento de las experiencias que lo desbordan.
Gilles Deleuze nació en París en 1925. Fue profesor de Filosofía en la Sorbonne y es autor de varios libros, entre ellos, Nietzsche y la filosofía, La filosofía crítica de Kant, Proust y los signos, Spinoza: filosofía práctica, La lógica del sentido, La imagen-tiempo y, en colaboración con Félix Guattari, El anti-Edipo, obra que le dio a conocer mundialmente y le convirtió en uno de los filósofos más polémicos de la década de 1960. <br> Deleuze es una figura clave de la filosofía posestructuralista francesa. Considerado empirista y vitalista, su obra, que se basa en conceptos como la multiplicidad, el constructivismo, la diferencia y el deseo, se aleja sustancialmente de las principales tradiciones del pensamiento continental del siglo xx y le sitúan como una figura influyente en las consideraciones actuales sobre la sociedad, la creatividad y la subjetividad. <br> Deleuze escribió sobre Spinoza, Nietzsche, Kant, Leibniz entre otros, entre los que también contaban autores y obras literarias, el cine y el arte. Deleuze afirmaba que no escribía sobre arte, literatura o cine, sino que emprendía encuentros filosóficos que le llevaban a nuevos conceptos. Como constructivista, era categórico al afirmar que los filósofos son creadores y que cada lectura de la filosofía, o cada encuentro filosófico, debería inspirar nuevos conceptos.
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