Editorial Ediciones La Llave
Fecha de edición septiembre 2024 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788419350367
160 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 140 mm x 210 mm
ALEXANDRA DAVID-NÉEL
Exploradora, budista, anarquista, feminista, cantante de ópera y, sobre todo, una de las grandes viajeras del siglo XX, Alexandra David-Néel (1868-1969) fue una aventurera iconoclasta, pionera e inconformista. Conocida desde 1924 por ser la parisina que llegó a Lhasa , fue la primera mujer occidental en entrar en la capital sagrada del Tíbet y en viajar extensamente por el país, y también la primera en ser recibida por el Dalái Lama. Además, se la considera como una de las europeas que más profundamente ha conocido el budismo tibetano, gracias a sus viajes al Tíbet, donde residió durante catorce años consecutivos. En Asia, aprendió sánscrito, tibetano y filosofía hinduista, y viajó a Japón, Corea y otros muchos países. En Indochina adoptó a Yongden, un niño que llegaría a ser lama y que la acompañaría en sus peregrinaciones por el mundo a lo largo de cuatro décadas. En su madurez, David-Néel se instaló en los Alpes franceses, donde escribió la mayoría de sus numerosas obras, que le dieron celebridad universal e influyeron profundamente en escritores como Allen Ginsberg, Jack Kerouac o Allan Watts.
(Saint Mandé, 1868 x{0026} x02013; Digne-les-Bains, 1969). De origen franco-belga, es una de las personalidades más atractivas del siglo XX. Budista, feminista, anarquista, orientalista, cantante de ópera, viajera, exploradora y escritora. Interesada desde muy temprano en las religiones comparadas, el anarquismo x{0026} x02014;por influencia del geógrafo y amigo de su padre Élisée Reclusx{0026} x02014;, el feminismo y la filosofía oriental, empezó a viajar desde muy joven. Primero por Suiza, España e Inglaterra, mientras se iniciaba en el budismo y la teosofía. Después estudió canto y piano comenzando una carrera como cantante de ópera que la llevó a Hanoi, Atenas y Túnez, donde conoció al que será su marido: Philippe Néel, con el que le unirá una profunda amistad hasta su muerte. Asia y, especialmente, India, Tíbet y China, se convertirán en el eje de su vida intelectual. A India viajó en diversas ocasiones, la primera siendo muy joven. Después, lo que iba a ser un viaje de dieciocho meses se convirtió en una rica y desacostumbrada experiencia que la llevó a India, Nepal y Tíbet (1911-1925) durante 14 años. Su gran hito como exploradora lo marca su arduo viaje a Lhasa en 1924, ciudad cerrada a los extranjeros. Dejó medio centenar de importantes publicaciones (ensayos, traducciones, crónicas de viaje) entre las que destacan estas memorias escritas como resultado de sus viajes al país a lo largo de cinco décadas.
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