Fouché

Retrato de un hombre político

Fouché

Zweig, Stefan

Editorial Acantilado
Fecha de edición enero 2011 · Edición nº 1

Idioma español
Traducción de Fortea Gil, Carlos

EAN 9788492649839
286 páginas
Libro encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 210 mm


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Resumen del libro

La ambición y la intriga son las únicas pasiones de este hombre político, carente de escrúpulos y moral, que navega a través de las convulsiones sociales y políticas de la Francia revolucionaria y del imperio sin mudar el gesto. Como muy bien dice Zweig: Los gobiernos, las formas de Estado, las opiniones, los hombres cambian, todo se precipita y desaparece en ese furioso torbellino del cambio de siglo, sólo uno se queda siempre en el mismo sitio, al servicio de todos y de todas las ideas: Joseph Fouché .

Fouché es el libro más apasionante y más ilustrativo de todos los que escribió Stefan Zweig. Todavía tiene vigencia, y mucha . Jordi Llovet, El País
"Una honda reflexión sobre el poder desde su lado más maquiavélico". Vanity Fair

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. En Acantilado han aparecido ya La lucha contra el demonio (Hölderlin, Kleist, Nietzsche), Castellio contra Calvino (Conciencia contra violencia), Momentos estelares de la humanidad (Catorce miniaturas históricas), El mundo de ayer (Memorias de un europeo), La embriaguez de la metamorfosis, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Novela de ajedrez, Carta de una desconocida, Los ojos del hermano eterno, Ardiente secreto, El amor de Erika Ewald, Tres maestros (Balzak, Dickens, Dostoievski), Noche fantástica, La mujer y el paisaje, Correspondencia, Montaigne, La curación por el espíritu, El candelabro enterrado, La impaciencia del corazón, Noche fantástica, El legado de Europa, Amok, Viaje al pasado, Mendel el de los libros, ¿Fue él? y la biografía Fouché.

Joseph Fouche, uno de los hombres mas poderosos de su tiempo, uno de los mas singulares de todos los tiempos, encontro poco amor entre sus contemporaneos y aun menos justicia en la posteridad. A Napoleon en Santa Elena, a Robespierre entre los jacobinos, a Carnot, Barras, ......-Talleyrand en sus memorias, a todos los historiadores franceses, ya sean realistas, republicanos o bonapartistas, les empieza a brotar bilis de la pluma con tan solo escribir su nombre. Traidor nato, miserable intrigante, puro reptil, transfuga profesional, vil alma de corchete, deplorable inmoralista¡K, no se ahorra con el ninguna palabra despreciativa, y ni Lamartine ni Michelet ni Louis Blanc intentan seriamente indagar en su caracter, o mas bien en su admirablemente terca falta de caracter. Su figura aparece por vez primera con sus verdaderos contornos vitales en la monumental biografia de Louis Madelin (al que este estudio, como cualquier otro, debe la mayor parte del material referente a los hechos); por lo demas, la Historia ha empujado en completo silencio a la fila de atras de los figurantes de poca importancia a un hombre que en medio de un cambio universal dirigio todos los partidos y fue el unico en sobrevivirlos, que vencio en duelo psicologico a un Napoleon y a un Robespierre. De vez en cuando, su figura aparece como un fantasma en una obra de teatro o una opereta napoleonica, pero la mayoria de las veces lo hace en el manido y esquematico papel del astuto ministro de policia, de un precursor de Sherlock Holmes; una presentacion plana confunde siempre un papel entre bastidores con un papel secundario.
Solo uno vio grande a esta figura unica desde su propia grandeza, y no el mas insignificante: Balzac. Ese espiritu elevado y al tiempo penetrante, que no miraba solo el decorado de su epoca, sino tambien detras de las bambalinas, reconocio sin reservas en Fouche al personaje mas interesante de su siglo desde el punto de vista psicologico. Acostumbrado a contemplar todas las pasiones, tanto las llamadas heroicas como las llamadas bajas, como elementos por entero equivalentes en su quimica de los sentimientos, a admirar a un consumado criminal, un Vautrin, lo mismo que a un genio moral, un Louis Lambert, sin distinguir jamas entre lo decente y lo indecente, sino limitandose a medir el valor de la voluntad de un hombre y la intensidad de su pasion, Balzac saco de su intencionado ensombrecimiento precisamente a este hombre, uno de los mas despreciados e injuriados de la Revolucion y la epoca imperial. .El unico ministro que jamas tuvo Napoleon., llama a este .genio singular., luego una vez mas .la mas poderosa cabeza que he conocido nunca., y en otro lugar .una de esas figuras que tienen tanta profundidad bajo cualquier superficie que en el momento de su accion se mantienen impenetrables y solo despues pueden ser comprendidas.. !Esto suena muy distinto a esos desprecios moralistas! Y en medio de su novela Un asunto tenebroso, dedica a ese .espiritu tenebroso, profundo e inusual, que es poco conocido. una hoja especial:
El hecho de que insuflaba una especie de temor a Napoleon no se manifesto de golpe. Este desconocido miembro de la Convencion, uno de los hombres mas extraordinarios y al tiempo peor valorados de su epoca, solo al llegar las crisis se convirtio en lo que luego fue. Bajo el Directorio, alcanzo la altura desde la cual los hombres profundos saben reconocer el futuro en tanto que valoran correctamente el pasado; luego, igual que algunos actores mediocres, ilustrados por una repentina iluminacion, se convierten en magnificos interpretes, dio de pronto pruebas de su habilidad durante el golpe de Estado del 18 de Brumario. Este hombre de palido rostro, crecido bajo una disciplina monacal, conocedor de todos los secretos del partido de los montaneses, al que pertenecio en un principio, y lo mismo de los realistas, a los que termino por pasarse, este hombre habia estudiado lenta y silenciosamente los hombres, las cosas y las practicas del escenario politico; penetro los secretos de Napoleon, le dio utiles consejos y valiosas informaciones; ¡K ni sus nuevos colegas ni los antiguos intuyeron en ese momento el alcance de su genio, que era esencialmente el genio del gobierno: acertado en todas sus profecias y de increible agudeza.
Eso dice Balzac. Su homenaje fue lo primero que llamo mi atencion hacia Fouche, y desde hace anos echaba una mirada ocasional al hombre en cuyo honor Balzac decia que habia .tenido mas poder sobre los hombres que el mismo Napoleon..
Pero, lo mismo que a lo largo de su vida, Fouche ha sabido mantenerse en un segundo plano en la Historia: no gusta de dejarse mirar a la cara ni de ensenar sus cartas. Casi siempre se esconde dentro de los acontecimientos, dentro de los partidos, actuando de forma tan invisible tras la envoltura anonima de su cargo como la maquinaria de un reloj, y solo muy raras veces se logra, en el tumulto de los acontecimientos, atrapar las curvas mas cerradas de su trayectoria, su huidizo perfil. Y !mas extrano aun!, ninguno de esos perfiles de Fouche atrapados al vuelo concuerda al primer vistazo con los otros. Cuesta cierto esfuerzo imaginar que el mismo hombre, con igual piel y los mismos cabellos, era en 1790 profesor en un seminario y en 1792 saqueador de iglesias, en 1793 comunista y cinco años después ya multimillonario, y otros diez anos despues duque de Otranto. Pero cuanto mas audaces eran sus transformaciones, tanto mas interesante me resultaba el caracter, o mas bien no caracter, de este hombre, el mas consumado maquiavelico de la Edad Contemporanea, tanto mas incitante se me hacia su vida politica, completamente envuelta en secretos y segundos planos, tanto mas peculiar, hasta demoniaca, su figura. Asi, sin darme cuenta, por pura alegria psicologica, llegue a escribir la historia de Joseph Fouche como parte de una todavia pendiente y muy necesaria biologia de los diplomaticos, esa raza intelectual todavia no investigada, la mas peligrosa de todas las de nuestro entorno.
Tal descripcion vital de una naturaleza del todo amoral, incluso una tan singular y significativa como la de Joseph Fouche, va, lo se, en contra del evidente deseo de los tiempos. Nuestro tiempo quiere y ama hoy las biografias heroicas, porque dada la pobreza propia en figuras de liderazgo politicamente creativo busca ejemplos mejores en el pasado. No ignoro en absoluto el poder de expandir las almas, aumentar las energias, elevar el espiritu, de las biografias heroicas. Desde los tiempos de Plutarco, son necesarias para toda estirpe en ascenso y toda nueva juventud. Pero precisamente en el campo politico esconden el peligro de una falsificacion de la Historia, como si entonces y siempre las naturalezas verdaderamente destacadas hubieran decidido el destino del mundo. Sin duda una naturaleza heroica domina durante decadas y siglos la vida espiritual con su sola presencia, pero solo la espiritual. En la vida real, la verdadera, en la esfera de poder de la politica, raras veces deciden¡Xy esto es algo que hay que recalcar, como advertencia contra toda credulidad politica¡Xlas figuras superiores, los hombres de ideas puras, sino un genero mucho menos valioso, pero mas habil: las figuras que ocupan el segundo prefacio plano. Tanto en 1914 como en 1918, hemos visto como las decisiones historicas de la guerra y de la paz no eran tomadas desde la razon y la responsabilidad, sino por hombres ocultos en las sombras, de dudoso caracter e insuficiente entendimiento. Y diariamente volvemos a ver que en el discutible y a menudo sacrilego juego de la politica, al que los pueblos siguen confiando de buena fe sus hijos y su futuro, no se abren paso los hombres de amplia vision moral, de inconmovibles convicciones, sino que siempre se ven desbordados por esos tahures profesionales a los que llamamos diplomaticos, esos artistas de las manos agiles, las palabras vacias y los nervios frios. Asi que si realmente, como Napoleon dijo hace ya cien anos, la politica se ha convertido en la fatalite moderne, el moderno destino, trataremos en defensa propia de reconocer a los hombres que hay detras de esos poderes, y con ellos el peligroso secreto de su poder. Asi, esta biografia de Joseph Fouche es una contribucion a la tipologia del hombre politico.
ASCENSION (1759-1793)
El 31 de mayo de 1759, Joseph Fouche¡X!que aun esta lejos de ser duque de Otranto!¡Xnace en la ciudad portuaria de Nantes. Marinos comerciantes sus padres, marinos sus antepasados, nada mas evidente que el que el heredero fuera a su vez marino, comerciante naval o capitan. Pero pronto se demostrara que ese muchacho flaco y espigado, anemico, nervioso, feo, carece de toda aptitud para un oficio tan duro, por aquel entonces realmente todavia heroico. A dos millas de la orilla se marea; un cuarto de hora de correr o jugar, y ya esta agotado. Que hacer pues con un vastago tan delicado, se preguntan los padres no sin preocupacion, porque la Francia de alrededor de 1770 aun no tiene un verdadero espacio para una burguesia que intelectualmente ya ha despertado, y que se abre paso con impaciencia. En los tribunales, en la Administracion, todos los puestos, todos los cargos, todas las prebendas, siguen reservados a la nobleza; para servir en la corte se necesitan armas condales o una baronia, incluso en el ejercito, un burgues de grises cabellos apenas ha logrado pasar de cabo. El Tercer Estado continua excluido en ese reino corrupto y mal aconsejado; no sorprende que un cuarto de siglo despues exija con los punos lo que se ha negado demasiado tiempo a su mano que imploraba humilde.
Solo queda la Iglesia. Esta gran potencia milenaria, infinitamente superior en conocimiento del mundo a todas las dinastias, tiene una forma de pensar mas inteligente, mas democratica y mas generosa. Siempre tiene sitio para todos los que tienen dotes, y acoge incluso a los mas bajos en su reino invisible. Como el pequeno Joseph se distingue estudiando ya en el pupitre de los oratorianos, gustosamente dejan que una vez instruido siente catedra como profesor de matematicas y fisica, inspector escolar y prefecto. A los veinte anos, ha alcanzado dignidad y cargos en esta orden, que desde la expulsion de los jesuitas dirige la educacion catolica en toda Francia; un cargo pobre sin duda, sin muchas expectativas de ascenso, pero una escuela en la que se ensena a si mismo, en la que aprende ensenando.
Podria llegar mas alto, convertirse en sacerdote, quiza incluso un dia en obispo o cardenal, si tomase los votos sacerdotales. Pero, tipico de Joseph Fouche, ya en el primer escalon de su carrera, el mas bajo, se pone de manifiesto un rasgo caracteristico de su personalidad: su aversion a vincularse plenamente, irrevocablemente, a alguien o a algo. Lleva ropa eclesiastica y tonsura, comparte la vida monacal de los otros clerigos, durante esos diez anos de oratoriano en nada se distingue, externa e internamente, de un sacerdote. Pero no toma las ordenes mayores, no toma ningun voto. Como siempre, en cualquier situacion, se deja abierta la retirada, la posibilidad de la transformacion y el cambio. Tambien a la Iglesia se entrega solo temporalmente y no por entero, como tampoco lo hara despues a la Revolucion, al Directorio, al Consulado, al Imperio o a la Monarquia: Joseph Fouche no se siente obligado a ser fiel de por vida ni siquiera a Dios, no digamos a un hombre.
Durante diez anos, desde los veinte hasta los treinta, este palido y reservado medio cura camina por pasillos de monasterios y callados refectorios. Ensena en Niort, Saumur, Vendome, Paris, pero apenas siente el cambio de domiciio, porque la existencia del profesor de un seminario siempre es igual de tranquila, pobre e insignificante en una ciudad como en otra, detras de silenciosos muros, separado siempre de la vida. Veinte alumnos, treinta alumnos, cuarenta alumnos a los que ensenar latin, matematicas y fisica, muchachos palidos vestidos de negro a los que se lleva a misa y se vigila en el dormitorio, solitarias lecturas de libros cientificos, comidas escasas, mala paga, un traje negro y desgastado, una existencia monacal y carente de pretensiones. Parecen petrificados esos anos, irreales y al margen del espacio y el tiempo, esteriles y faltos de ambicion, esos diez anos silenciosos y sombrios.
Y sin embargo, en esos diez anos de escuela conventual Joseph Fouche aprende mucho de lo que luego servira infinitamente al posterior diplomatico, sobre todo la tecnica del saber callar, el arte magistral de la autoocultacion, el magisterio de la observacion de las almas y la psicologia. El hecho de que este hombre domine cada nervio de su rostro, incluso en momentos de pasion, durante toda su vida, que jamas pueda descubrirse una vehemente congestion de ira, de amargura, de excitacion, en su rostro inmovil, amurallado de silencio por asi decirlo, que diga relajadamente, con la misma voz sin inflexiones, tanto lo mas coloquial como lo mas terrible, y sepa recorrer con el mismo paso carente de ruido tanto los aposentos del emperador como una furiosa concentracion popular¡K, esa incomparable disciplina del autodominio ha sido aprendida en los anos del refectorio, su voluntad ha sido largamente amansada por los ejercicios de Loyola, y su discurso se ha adiestrado en las discusiones del centenario arte de los sacerdotes antes de subir a la tribuna del escenario mundial. Quiza no sea casualidad que los tres grandes diplomaticos de la Revolucion francesa, Talleyrand, Sieyes y Fouche, vinieran de la escuela de la Iglesia, maestra hace mucho en el arte de los hombres, antes de subir a la tribuna. Esa antiquisima y comun tradicion, que va mucho mas alla de ellos, da a sus caracteres, por lo demas opuestos, un cierto parecido en los momentos decisivos. A esto se anade, en el caso de Fouche, una autodisciplina ferrea, espartana por asi decirlo, una interior resistencia contra el lujo y el boato, la capacidad de saber ocultar la vida privada y los sentimientos personales; no, esos anos de Fouche a la sombra de los pasillos de los conventos no fueron perdidos, aprendio muchisimo mientras era profesor.
Detras de los muros del monasterio, en el mas estricto aislamiento, este espiritu singularmente flexible e inquieto se educa y desarrolla hasta alcanzar la maestria psicologica. Durante anos solo puede actuar de manera invisible, en el mas estrecho circulo clerical, pero ya en 1778 ha empezado en Francia la tempestad social, que bate incluso los muros del convento. En las celdas de los oratorianos se discute tanto sobre los derechos humanos como en los clubes masones, una nueva forma de curiosidad empuja a ese joven clerigo hacia lo burgues, curiosidad tambien del profesor de fisica y matematicas hacia los asombrosos descubrimientos de la epoca, el Montgolfiero, las primeras aeronaves, los grandiosos inventos en los ambitos de la electricidad y la medicina. Los clerigos buscan el contacto con los circulos intelectuales, y esto es lo que ofrece en Arras un circulo social muy especial, llamado .Rosati., una especie de Jauja en la que los intelectuales de la ciudad se reunen en alegre compania. Se procede de forma discreta, pequenos e insignificantes burgueses leen poemitas o pronuncian alocuciones literarias, los militares se mezclan con los civiles, y tambien el profesor del seminario Joseph Fouche es visto con agrado, porque tiene mucho que contar de los nuevos logros de la fisica. A menudo se sienta alli en un ambiente de companerismo, y escucha cuando, por ejemplo, un capitan del cuerpo de ingenieros llamado Lazare Carnot lee burlones poemas de su propia invencion o el palido abogado de finos labios Maximilian de Robespierre (entonces aun da importancia al de de nobleza) pronuncia un debil discurso en honor del .Rosati.. Porque en provincias aun se respiran las ultimas bocanadas de la filosofia dieciochesca, el senor De Robespierre aun escribe delicados versitos en vez de sentencias de sangre, el medico suizo Marat aun redacta una novela dulzona y sentimental en vez de furibundos manifiestos comunistas, el pequeno teniente Bonaparte aun se afana en algun lugar de provincias por escribir una novelita que imita el Werther: las tormentas aun son invisibles al otro lado del horizonte.
Pero, juego del destino: precisamente con este palido, nervioso, desenfrenadamente ambicioso abogado De Robespierre hace especial amistad el tonsurado profesor; sus relaciones llevan incluso el mejor camino de convertirse en relacion de cunados, porque Charlotte Robespierre, la hermana de Maximilian, quiere salvar al profesor de los oratorianos de su estado clerical, en todas las mesas se habla ya de su compromiso. El porque este noviazgo se desmorona finalmente es algo que ha quedado en secreto, pero quiza aqui se esconde la raiz de ese odio terrible, de alcance para la Historia Universal, entre estos dos hombres, antano amigos, que luego lucharan a vida o muerte. Pero entonces aun no saben nada del jacobinismo ni del odio. Al contrario, incluso cuando Maximilian de Robespierre es enviado como diputado a los Estados Generales de Versalles para colaborar en la nueva Constitucion de Francia, es el tonsurado Joseph Fouche el que presta al pobrisimo abogado De Robespierre las monedas de oro para pagar el viaje y poder hacerse un traje nuevo. Simbolo tambien este de como el, como con tanta frecuencia en el futuro, sostiene a otro el estribo para hacer carrera en la Historia Universal. Y de que precisamente sera el quien en el momento decisivo traicione a su antiguo amigo y lo haga caer al suelo por la espalda.
Poco despues de la partida de Robespierre hacia la reunion de los Estados Generales que conmovera los fundamentos de Francia, tambien los oratorianos de Arras hacen su pequena revolucion. El viento de la politica ha penetrado hasta los refectorios, y el astuto venteador Joseph Fouche hincha con el sus velas. A propuesta suya, se envia a la Asamblea Nacional una delegacion que manifieste las simpatias de los clerigos por el Tercer Estado. Pero este hombre normalmente tan cauteloso ha iniciado esta vez las hostilidades con una hora de antelacion. Sus superiores lo envian, a modo de castigo, pero sin fuerza para una verdadera condena, a la institucion hermana de Nantes, al mismo sitio en que el muchacho aprendio los fundamentos de la ciencia y el arte de conocer a los hombres.
Pero ahora es experimentado y maduro, ahora ya no le atrae ensenar a adolescentes la tabla de multiplicar, geometria y fisica. El olfateador del viento ha percibido que sobre el pais pende una tempestad social, que la Politica domina el mundo; !asi que a la Politica! De un golpe, cuelga la sotana, se deja crecer la tonsura y pronuncia discursos politicos, en vez de ante muchachos inmaduros, ante los honrados ciudadanos de Nantes. Se funda un club¡Xla carrera de los politicos siempre empieza en semejante escenario de pruebas de la elocuencia¡X, no pasan mas que unas semanas, y ya Fouche es presidente de los Amis de la Constitution de Nantes. Ensalza el progreso, pero muy cautelosamente, de manera muy liberal, porque el barometro político de la honrada ciudad mercantil marca moderacion; el radicalismo no gusta en Nantes, donde uno teme por su credito y quiere ante todo hacer buenos negocios. Tampoco gustan, dado que se perciben sabrosas prebendas de las colonias, proyectos tan fantasticos como la liberacion de los esclavos; por eso Joseph Fouche redacta enseguida un patetico documento dirigido a la Convencion en contra de la abolicion del comercio de esclavos, que sin duda le gana un buen rapapolvo de Brissot, pero no disminuye su prestigio en el estrecho circulo de sus conciudadanos. Para asentar a tiempo su posicion politica en la camarilla burguesa (¡los futuros electores!), se casa a toda prisa con la hija de un adinerado comerciante, una muchacha fea, pero acaudalada, porque quiere ser rapida y completamente burgues en una epoca en la que el ya se da cuenta: el Tercer Estado pronto sera el supremo, el dominante.
Todo esto son ya preparativos para la verdadera meta. Apenas se convocan las elecciones para la Convencion, el antiguo profesor del seminario se presenta candidato. .Y que hace cualquier candidato? Empieza por prometer a sus buenos electores todo lo que quieren oir. Asi que Fouche jura proteger el comercio, defender la propiedad, respetar las leyes; truena mucho mas (porque el viento en Nantes sopla mas de la derecha que de la izquierda) contra los causantes de desordenes que contra el antiguo regimen. De hecho, el ano 1792 es elegido diputado de la Convencion, y la escarapela tricolor de los diputados sustituira por mucho tiempo la tonsura llevada oculta y en silencio.

Biografía del autor

x{0026}lt;p class="ql-align-justify" x{0026}lt;strong Stefan Zweigx{0026}lt;/strong (Viena, 1881-Petrópolis, Brasil, 1942) x{0026}lt;/p x{0026}lt;p Nació en el seno de una rica familia judía, accedió a la universidad y llevó a cabo una exitosa carrera como escritor y periodista. Muchos de sus libros alcanzaron un gran éxito. Con la irrupción del nazismo, se exilió primero en Londres y después en Brasil, donde, ante la posibilidad de un futuro dominado por el Tercer Reich, decidió suicidarse. x{0026}lt;/p x{0026}lt;p x{0026}lt;br x{0026}lt;/p x{0026}lt;p class="ql-align-justify" x{0026}lt;br x{0026}lt;/p





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