Editorial Du Rocher
Fecha de edición enero 2003 · Edición nº 1
Idioma francés
EAN 9782268047607
232 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 135 mm x 200 mm
" Recueil de pensées et de recettes, de souvenirs et d'opinions ", ces propos, sténographiés sur le vif, du cinéaste du Sang d'un poète, de La Belle et la Bête et d'Orphée, n'en ont que plus de liberté. Auteur de huit films, Jean Cocteau a participé comme adaptateur, scénariste ou dialoguiste à plus de vingt courts et longs métrages. Toute sa vie, il n'a cessé de parler le cinéma. L'édition établie par André Bernard et Claude Gauteur reprend le texte des entretiens avec André Fraigneau, ainsi qu'un certain nombre d'interviews, " tous propos sur la difficulté d'être cinéaste ".
Jean Cocteau (Seine-et-Oisc, 1889 París, 1963) fue una de las figuras principales de la cultura francesa del siglo XX. Se expresó sobre todo como escritor, pero sus inquietudes nunca se vieron satisfechas con una sola actividad, ni tampoco con un único estilo. Brillantísimo polímata y genuino camaleón, Cocteau fue transitando desde sus comienzos románticos hacia el experimentalismo de una literatura que se quería la respuesta adecuada al cubismo pictórico. De un modo u otro, el francés siempre se situaba en primera fila de lo que podía considerarse la vanguardia, cuando no era su propia obra la que generaba esa actitud de avanzadilla estética. Se aprecia en su labor poética el encandilamiento con la palabra y su sonoridad: Poésies (1920), Opéra (1927), Clair-Obscur (1954). Pero si su dimensión poética puede acaso denotar un cierto gusto por el refinamiento extremado, no ocurre lo mismo con sus novelas, como Le Potomak (1919), Thomas limposteur (1923) y, muy especialmente, Les enfants terribles (1929). La relación con el teatro dio otro tipo de obras, dramas, argumentos de ballet, libretos de ópera... Cocteau colaboró de una u otra forma con varios de los compositores más grandes de su época: Satie, Poulenc, Stravinski. Como autor de dramas, sus obras que más huella han dejado en el teatro moderno son, probablemente, Les parents terribles (1938) y Les monstres sacrés (1940). Como cineasta, su filmografía es fecunda en ideas e influencias, y al menos dos de sus películas se alzan como auténticos clásicos: La belle et la béte (1945) y Orphée (1949).
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