Editorial Nórdica
Colección MiniIlustrados, Número 0
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición marzo 2012 · Edición nº 5
Idioma español-inglés
Traducción de Goicolea, Enrique
Ilustrador Rubia, Kike de la
EAN 9788492683864
112 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 190 mm
Emily Dickinson fue una mujer inteligente, rebelde y culta que, en su encierro voluntario en la habitación de su casa en Amherst, construyó una de las obras más sólidas de la literatura universal. Como señala Juan Marqués en la presentación, sus poemas además de ser escritos, en principio, exclusivamente para la inmensa minoría de sí misma, fueron, a un tiempo, complicadísimos y simples, alegres y triste, transparentes y enigmáticos, Son poemas que acompañan y ayudan a vivir a quien los lee, que enseñan a observar mejor, que obligan a ser más compasivo .
Aunque su obra es muy extensa, hemos preferido editar un libro pequeño íntimo, dickinsoniano, para lo que ha sido fundamental la visión poética de la ilustraciones de Kike de la Rubia.
No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y más solitaria que la de esta mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo, y temerlo. Jose Luis Borges Emily Dickinson (Amherst, Massachusets, 1830-1886). Poetisa estadounidense. Pasó gran parte de su vida recluida en una habitación de la casa de su padre en su Amherst natal. Autora de una obra sencilla y profunda que la ha situado en el panteón de poetas fundacionales estadounidenses que hoy comparte con Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Excepto cinco de sus poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció oculta e inédita hasta después de su muerte.
x{0026}lt;P x{0026}lt;B Emily Dickinsonx{0026}lt;/B (Amherst, Massachusetts, 1830-1886) nació en el seno una familia rica y puritana de Nueva Inglaterra. Estudió en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, cerca de Boston, pero su delicada salud y su rebeldía religiosa la llevaron a abandonar el curso antes de tiempo. Dickinson, que fue una joven activa y llena de vida, se encerró a los treinta años en la casa paterna y ya no salió. No obstante, mantuvo el contacto con los seres queridos a través de sus cartas, tan cuidadosamente elaboradas como sus poemas. Poco después de su encierro, habiéndose reafirmado en su vocación poética, escribió al periodista y crítico Thomas Higginson para saber si sus versos estaban vivos . Pero el genio poético de Dickinson estaba muy por encima de las capacidades de su pobre preceptor , quien le aconsejó no publicar. Las primeras selecciones de sus poemas fueron editadas póstumamente. Paradójicamente, estas corrieron a cargo del arrepentido Higginson y de la escritora Mabel Loomis Todd. Sus poemas gozaron de un inmediato reconocimiento popular. La crítica tardaría todavía muchos años en concederle el lugar que merece en la historia de la poesía universal.x{0026}lt;/P
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