Editorial Pepitas de Calabaza
Colección NoFicción, Número 0
Lugar de edición
Logroño, España
Fecha de edición mayo 2025 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788410476219
248 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 145 mm x 210 mm
Me he bañado, he hablado un rato (siempre de pintura) con Mrs. Julia, y me he ido a desayunar donde todos los días. Luego me he cortado el pelo, pero antes me he sacado cuatro fotos con peinado Beatle, que han quedado inflantes, pero peor de lo que debían. De todas formas, ha sido una buena idea... Las mandaré a casa para que se asusten .
Iván Zulueta pasó en Nueva York los primeros seis meses del año 1964 formándose como dibujante y pintor. Este volumen recoge el diario que llevó durante ese período. Se trata de un registro minucioso del día a día de un joven de la clase alta española lleno de incertidumbres, un tanto desubicado, pero que no deja de buscar su sitio. Estas páginas nos ofrecen una dimensión completamente desconocida de los años de formación de quien se convertiría en el enfant terrible del cine español.
Esta edición, presentada y anotada por Josetxo Cerdán y Miguel Fernández Labayen, reproduce además algunas fotografías del viaje y numerosos dibujos que Zulueta realizó durante su estancia neoyorquina.
Iván Zulueta Vergarajáuregui llegó al mundo en San Sebastián un 29 de septiembre de 1943 y lo abandonó en la misma ciudad el 30 de diciembre de 2009. Nació en el seno de una familia acomodada, pero en sus años de adolescencia fue testigo de cómo esta comenzaba a pasar dificultades económicas. A finales de 1963, se embarca en un carguero para cruzar el Atlántico e instalarse en Nueva York con el fin de estudiar durante un semestre pintura y dibujo comercial. A su regreso, cumple el sueño de ingresar en la especialidad de Dirección de la Escuela Oficial de Cinematografía (eoc). Sus andaduras neoyorquinas pronto lo singularizan. Zulueta, entre unos compañeros ahogados por el rancio mesetarismo madrileño, se convierte en una referencia ineludible de la modernidad. Siendo todavía estudiante, esa aureola cosmopolita lo lleva a convertirse en la mano derecha de Pedro Olea en Último Grito (1968-1970), programa sobre cultura juvenil de tve. Inmediatamente después vendría su primer largometraje, Un, dos, tresx{0026} x02026; al escondite inglés (1969). A partir de ese momento, la figura pública de Iván Zulueta ya tiene todos los ingredientes que la definirán. Por un lado, se trata de un artista adelantado a su tiempo que conoce la vanguardia como nadie más entre su generación. Por otro, de una persona complicada, excéntrica y poco formal con los compromisos, aspectos que refuerzan su malditismo. En la década de los sesenta se convierte en un relativamente afamado ilustrador y cartelista, aunque él se define como cineasta. Tardaría diez años en rodar un segundo largometraje de ficción, su Arrebato (1980), obra que lo encumbraría definitivamente como el cineasta de culto más relevante de la historia del cine español. La leyenda alrededor del rodaje y la posterior circulación de la película marcarían de forma radical a Zulueta. El mito canibalizó a la persona y a su obra hasta el final de sus días y más allá...
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