Editorial Encuentro
	
					
					
					
					   Lugar de edición
					
					Madrid, España
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  diciembre 2019  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788413390031
					
						
						404 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 155 mm x 220 mm
					
					
						
En este gran clásico, de carácter programático, del Padre De Lubac se perfilan los dos rasgos esenciales de la realidad católica. Por un lado, la dimensión social --la solidaridad universal como acontecimiento salvífico de la humanidad-- y, por otro, la dimensión histórica --la significación de la temporalidad y de la historia--. El plan divino de la creación y redención es uno, como una es también la humanidad en cuanto realidad creada. La Iglesia fundada por Cristo está comprometida con la obra de unificación de la humanidad, dividida por el pecado y el egoísmo; en ella se inaugura la reconciliación universal. La dialéctica permanente entre persona y comunidad y entre inmanencia y trascendencia definen su ser y su obrar como sacramento de Cristo en el mundo. La Iglesia, igual que el hombre real, debe ser visible y tangible, al mismo tiempo que invisible y espiritual. Igualmente, no se pueden separar salvación del género humano y salvación individual. La existencia socialmente más perfecta y más dichosa que pueda imaginarse sería sin duda la cosa más inhumana del mundo, si no estuviera acompañada de una auténtica renovación de la vida interior; de la misma manera que la vida interior no sería más que pura mistificación si se replegara sobre sí misma en una especie de egoísmo refinado . (Hans Urs von Balthasar, El cardenal Henri de Lubac)
Henri de Lubac (1896-1991) ingresó en la Compañía de Jesús en 1913 y recibió la ordenación sacerdotal en 1927. Fue profesor de Teología fundamental y de Historia de las religiones en las Facultades Católicas de Lyon y académico la Academia de Ciencias Morales y Políticas (Institut de France). Fue perito del concilio Vaticano II, participando desde sus inicios en la Comisión preparatoria. Posteriormente fue miembro de la Comisión Teológica Internacional. Juan Pablo II lo creó cardenal en 1983.
			
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