Editorial Nórdica
Colección Ilustrados, Número 0
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición octubre 2021 · Edición nº 01
Idioma español
Ilustrador Urberuaga, Emilio
EAN 9788418451836
216 páginas
Libro
encuadernado en tapa dura
Dimensiones 150 mm x 210 mm
Se cumple el centenario de Georges Brassens, el cantautor francés que retrató el siglo xx como nadie, y en Nórdica lo celebramos con una cuidada selección de sus poemas y canciones en edición bilingüe.
Se han escrito tesis doctorales sobre su obra. Su trabajo ha sido traducido a una veintena de idiomas, incluyendo el esperanto. Músicos y artistas de todo el mundo lo homenajean constantemente. Ciento cincuenta escuelas públicas de Francia llevan su nombre, además de centenares de calles, plazas, parques y salas de conciertos.
Brassens sigue siendo el poeta de lo cotidiano, el escritor del francés perfecto y el defensor más acérrimo de la decencia humana. Siempre habrá quien mire al mundo actual y eche en falta el comentario mordaz de un escritor que tenía más de filósofo que de artista, y más de artista que de filósofo.
Georges Brassens (Sète, 1921- Saint-Gély-du-Fesc, 1981) está considerado como uno de los mayores exponentes tanto de la chanson française como de la trova anarquista del siglo XX. Lejos de ser un alumno ejemplar, el niño Brassens prefería la vida en la calle, aunque las clases de francés de su maestro Alphonse Bonnafé, que le inculcó el amor por la poesía, dejaron una profunda huella en él. En 1940 se mudó a París y trabajó como tornero para la empresa Renault. En esa época empezó a componer, pero en 1943 fue destinado al campo de Basdorf, cerca de Berlín, en el marco del STO (Servicio del Trabajo Obligatorio) impuesto por los nazis. A pesar de las circunstancias, leía, escribía, componía y cantaba; de hecho, sus camaradas deportados constituyeron su primer público. Después de la guerra, se incorporó al movimiento anarquista y empezó a colaborar con el periódico Le Libertaire. Aunque su primer disco, que vio la luz en 1952, escandalizó a muchos por sus tintes de protesta, Brassens acabaría convirtiéndose en el padre espiritual de toda una generación. En 1967 recibió el Gran Premio de Poesía de la Academia Francesa.
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